miércoles, 15 de abril de 2009

POEMILLAS CALIDOS.

No nos sirvió de nada
la música, la calma
de todo aquel silencio.
Las lenguas batallaban
muy por encima siempre
de cualquier realidad.
Yo te escribí la A
de mi nombre en tu obligo.
Tú me correspondiste
con todo el alfabeto.

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Un escorpión de tinta
era el fiero guardián
de tu pubis de nácar
De un beso,
tan sólo con un beso
le derribé la fuerza.


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Eras entre mis piernas
vara de lirio nueva,
magnífica,sublime primavera
a punto de romper
en flores blancas.

4 comentarios:

Bibiana Poveda dijo...

Realemente cálidos, sensuales, llenos de de ternura. Me encantaron, en especial el escorpión derribado.
Un abrazo!

Bletisa dijo...

Sé Pun que lees todo lo que escribo, que escrudiñas e interpretas todo lo que digo.
Desde aquí, mi afecto, mi reconocimiento al tiempo que dedicas a mis cosas.
Sabes que te quiero mucho.
Nosotros los neogeriátricos tenemos el defecto de detenernos con demasiada frecuencia en los sentimientos.
Según Batania así no se llega a ninguna parte. Está equivocado.

Anónimo dijo...

Es impresionante, el cambio que sufres cuando haces poemas. Cuando haces comentarios eres, bueno, ya sabes lo que eres, pero cuando escribes, eres, ya sabes, bueno, lo que eres. A mí me gustan, estám bien construidos, se entienden, llegan, y eso, para ser una atea como dices, es un logro enorme, ¿no crees? Yo sí.
Beso.

Bletisa dijo...

Yo no sé nada.
Atea, atea, lo que se dice atea no soy.
Tengo algún que otro dios.
Tú eres uno, ya ves.