A una "mujer cualquiera" estoy diciendo.
Y van todas sus cartas desprovistas
de brazos rodeando su cintura,
de labios entreabriéndole los labios,
de dedos enredados en su pelo.
Le dice: ""Ven si
quieres""
Y ella no quiere ir a un sitio tan cercano.
Se ha puesto los zapatos de ir más lejos.