En este país cada día se prohíben más cosas. Lo de la ley antitabaco está a punto de sobrevenirnos a los fumadores como un anunciada ley exterminadora de malos hábitos y en pró de la salud de todos en un espacio sin humos.
Ya me veo sin poder ir a ningún bareto de los de siempre, donde escuchaba música pecando entre copa y copa y entre furtivos besos de mis amantes. Qué frío pasaremos ellos y yo afuera, al estilo Londinense, para poder dar una caladitas a un pitillo.
Nunca será lo mismo, nunca sin el calor de unas manos, una copa y un pitillo en un bar.
Hasta el amor y el sexo será otra cosa sin enjundia, sin sal, sin el cigarrito de después en cuanto prohíban fumar en nuestra propia cama o en la ajena.
¡Que chachi tener un estado que nos cuide tanto y más que nosotros mismos!
Se salvan de la caza de brujas los “Locos” que estén encerrados en psiquiátricos. Ellos se pueden seguir matando y matándonos a los que los cuidamos porque al fin y al cabo, le importamos tres bledos a todo el mundo, y claro, es mejor mantenernos tranquilos, sin que molestemos dándole al cigarrillo aunque nos salgan (a los cuidados y cuidadores) los cánceres de pulmón por las orejas.
Mejor así porque las leyes no están hechas para locos y nos las saltaríamos cada triqui sin ninguna consecuencia legal y con la consiguiente sobrecarga de trabajo para los ya maltrechos juzgados.
Alguna ventaja tendríamos que tener los olvidados, los encerrados, los estigmatizados, (ahora ya dos veces: por locos y por fumadores) los dementes fumadores emperdenidos asesinos de niños. Allí no se nos verá y seguiremos en nuestra selva particular tan agustito.
Yo desde aquí doy las gracias como fumadora y cuidadora de “locos” a las autoridades pertinentes por estas salvedades que nos conceden. Bueno me joroba un poco porque
creo que esta salvedad está superpensada con segundas intenciones y lo que pretenden es nuestra auto exterminación a ver si de una vez dejamos de molestar y de gastar fondos públicos.
Aún así, seremos los únicos que podremos saltarnos la ley y lo agradeceremos prometiendo no denunciar a las tabacaleras y seguir pagando religiosamente los impuestos hasta que muramos sea de lo que sea. Amén.