(Pintura de Nicolleta Tomas Caravia)
Tenía tanta sed de tí esa noche
que fuiste un brocal,
bordes de fuentes
sobrándoles el agua, derramando
toda la paz del Sur a medianoche.
Paloma yo confesa me bañaba
limpiándome las plumas en tu sexo.
Y me atreví a beberte, a derrumbarte
entre mis muslos claros de alabastro.
Miramos los dos juntos a poniente
y dijimos que no:
Nos quedan un millar de madrugadas.
( Amparo Fdez del Campo Merino)
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