jueves, 31 de julio de 2008

AL MENOS UN MILLAR DE MADRUGADAS.



(Pintura de Nicolleta Tomas Caravia)





Tenía tanta sed de tí esa noche
que fuiste un brocal,
bordes de fuentes
sobrándoles el agua, derramando
toda la paz del Sur a medianoche.
Paloma yo confesa me bañaba
limpiándome las plumas en tu sexo.
Y me atreví a beberte, a derrumbarte
entre mis muslos claros de alabastro.
Miramos los dos juntos a poniente
y dijimos que no:
Nos quedan un millar de madrugadas.

( Amparo Fdez del Campo Merino)

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