viernes, 15 de agosto de 2008

NOSOTROS LOS DE ENTONCES.


Así era yo ¡Dios mío qué pequeña!



En contra de mis hábitos de sueño he dormido muy bien esta noche y seguramente debido al tan cacareado espíritu del vino. Me tomé un par de copitas de Señorío de Nava que es un Rivera de Duero, un crianza del 2003 a bastante buen precio y que está muy rico.
Aún así antes de que cantaran los gallos, que son el despertado en el campo, ya estaba escuchando la radio que seguía sonando porque como siempre se me había olvidado apagarla y estaba dale que te pego la pobrecilla.

Hablaba Juan Cruz entrevistando a una directora de algún organismo de la que no recuerdo el nombre. Juan Cruz es un tipo que me encanta, simpatiquísimo al que prometí enviarle unos poemas míos en una feria del libro. Algún día lo haré.

El caso es que hablaban de la gente de mi generación; bueno de los más mayores de mi generación y de cómo vivíamos, ellos su juventud y yo mi adolescencia en aquellos años.
Juan Cruz hablaba de Serrat y de lo que influyeron los cantautores como él en nuestra forma de pensar y de ver las cosas en una España casi impensable para los que ahora tienen esa edad que tuvimos.
Yo era una adolescente de no más de doce o trece años y miraba a los jóvenes de veinte o veinticinco como héroes a imitar cuando daban caña en la universidad o escondían planfletos de todo tipo de protestas para soltarlos en cualquier sitio de Madrid con las consiguientes consecuencias.

Me hice fan de Serrat, compraba todos sus discos e intentaba seguirle allá donde cantaba a pesar de que tenía que hacer grandes esfuerzos económicos y ahorrar de aquellas escuetas pagas que nos daban los domingos. Llegué a cantar con él (un día me subió al escenario) su canción Lucía . Cantar, loq ue se dice cantar no canté porque empecé a llorar tanto de la emoción que no pude.

Nosotros los de entonces ya no somos los mismos (esto me suena a Neruda) nos hemos acomododado inteligentemente como se debe hacer a partir de los cuarenta y hemos intentado pasar el relevo.
Lo malo es que quien ha tomado el relevo es más inteligente que nosotros y ha preferido quedarse con la imagen que de comodones y vividores damos ahora y pasar de largo de todo lo que represente un mínimo esfuerzo que les trastoque su buen vivir.
Son listos porque verdaderamente viven como dioses y los dioses pocas veces tienen nada de lo que quejarse ni por lo que protestar.

3 comentarios:

Bletisa dijo...

Madre mía del Amor Hermoso, cómo estaba de guapo Serrat y cómo estaba yo de enamorada de él y qué bonito era todo. Me sigue emocionando el recuerdo de aquel tiempo de rosas. Ayssssssssss.
Voy a escucharle otra vez más.

Anónimo dijo...

¡ Tonta retonta... que casi, casi vas y me haces llorar con lo de Lucía.
estás igual, conste, pero ¿dónde los ojos azules?ç
No me la pegas, en esta foto son negros.
Muaksssssss, mi Bleti del alma.
concha dixit.

Anónimo dijo...

Si, ese día Serrat... "lucia"... mas que nunca.

Con una locuela castellana, a su lado.

Y como Concha dixit, estais igual, aunque yo añadiria que no debiais llevar el mismo colorido de cabellera.

Claro que yo, de eso,de cabellera, ultimamente entiendo menos cada dia.