Las abuelas son muy sabias ya por definición. Todas las que conozco lo son.
Mi abuela Amalia también lo era y además quería tanto a sus nietos como todas las abuelas.
Siempre me ha parecido un misterio que las abuelas quieran tanto a sus nietos y he llegado a la conclusión de que debe ser por pura extensión del amor que sienten por sus hijos.
Me gustaría más que fuera por algún motivo más romántico, más espiritual pero creo que es sólo por eso, pura extensión de un amor flexible que sólo se extiende hasta los nietos, no más allá y que es casi puramente animal, de conservación de saga.
Mi abuela era muy sabia como digo y muy refranera. Tenía un refrán para cada situación, para cada consejo, para cada momento de su vida y de la vida de los demás.
Los refranes son pura filosofía en zapatillas de andar por casa , son sentencias breves que encierran pensamientos grandes y elaborados a través de la experiencia colectiva.
Mi abuela Amalia tenia un carácter muy parecido al mío y era protestota, impulsiva,visceral, inconformista y no sopesaba mucho las consecuencias que le podían traer las cosas que decía o hacía.
Mi prima Azucena y yo la imitábamos muy bien recorriendo los pasillos de la casa detrás de ella mientras protestaba entre dientes por cualquier cosa. Nos reíamos mientras se enfadaba más y más y hasta que nos amenazaba con la escoba y teníamos que salir haciendo ruedas so pena de recibir un escobazo en el culo.
Nos hacia reír mucho siempre con sus cabreos, con aquellos rebotes que se pillaba incluso por cosas tan peregrinas como por ejemplo que el tamaño de las tencas que le traía la mujer de aquel pescador de río - y que también es cierto que pagaba a precio de oro- tuvieran un tamaño fuera de sus expectativas.
¡Que risa!
Uno de los refranes que más tengo en cuenta y que le oí decir muchas veces y como consejo es aquél que dice:
LIBREME DIOS DEL AGUA MANSA QUE DE LA BRAVA ME LIBRO YO.
Y así es y así lo he comprobado toda mi vida.
Sí abuela, sí, que Dios me libre de la gente de aguas demasiado suaves, demasiado remansadas, demasiado tranquilas, sin oleajes que te avisen de sus peligros.
Yo ya me cuidaré de las de aguas caudalosas, sonoras, impulsivas y que van avisando con la nobleza de una serpiente de cascabel.
Y es que mi abuela Amalia era muy sabia como todas las abuelas y yo la quería mucho y ella a mí. Mi abuela era un agua caudalosa que avisaba con su escoba.
Mi abuela Amalia también lo era y además quería tanto a sus nietos como todas las abuelas.
Siempre me ha parecido un misterio que las abuelas quieran tanto a sus nietos y he llegado a la conclusión de que debe ser por pura extensión del amor que sienten por sus hijos.
Me gustaría más que fuera por algún motivo más romántico, más espiritual pero creo que es sólo por eso, pura extensión de un amor flexible que sólo se extiende hasta los nietos, no más allá y que es casi puramente animal, de conservación de saga.
Mi abuela era muy sabia como digo y muy refranera. Tenía un refrán para cada situación, para cada consejo, para cada momento de su vida y de la vida de los demás.
Los refranes son pura filosofía en zapatillas de andar por casa , son sentencias breves que encierran pensamientos grandes y elaborados a través de la experiencia colectiva.
Mi abuela Amalia tenia un carácter muy parecido al mío y era protestota, impulsiva,visceral, inconformista y no sopesaba mucho las consecuencias que le podían traer las cosas que decía o hacía.
Mi prima Azucena y yo la imitábamos muy bien recorriendo los pasillos de la casa detrás de ella mientras protestaba entre dientes por cualquier cosa. Nos reíamos mientras se enfadaba más y más y hasta que nos amenazaba con la escoba y teníamos que salir haciendo ruedas so pena de recibir un escobazo en el culo.
Nos hacia reír mucho siempre con sus cabreos, con aquellos rebotes que se pillaba incluso por cosas tan peregrinas como por ejemplo que el tamaño de las tencas que le traía la mujer de aquel pescador de río - y que también es cierto que pagaba a precio de oro- tuvieran un tamaño fuera de sus expectativas.
¡Que risa!
Uno de los refranes que más tengo en cuenta y que le oí decir muchas veces y como consejo es aquél que dice:
LIBREME DIOS DEL AGUA MANSA QUE DE LA BRAVA ME LIBRO YO.
Y así es y así lo he comprobado toda mi vida.
Sí abuela, sí, que Dios me libre de la gente de aguas demasiado suaves, demasiado remansadas, demasiado tranquilas, sin oleajes que te avisen de sus peligros.
Yo ya me cuidaré de las de aguas caudalosas, sonoras, impulsivas y que van avisando con la nobleza de una serpiente de cascabel.
Y es que mi abuela Amalia era muy sabia como todas las abuelas y yo la quería mucho y ella a mí. Mi abuela era un agua caudalosa que avisaba con su escoba.
¡ Que risa!
2 comentarios:
"De las aguas mansas líbreme Dios, que de las bravas me libro yo". Porque yo también tuve abuelas, Amparo, aunque no puede disfrutarlas como tú a la tuya.
Ciertamente a mi tampoco me inspiran demasiada confianza las aguas mansas mientrAs se empeñen en ser mansas siempre. La vida no es un gráfico lineal. Las actitudes humanas, tampoco: de vez en cuando, todo sufre algún tipo de alteración, de cambio hacia arriba o hacia abajo y si ese cambio no se advierte, es porque alguna "trampa para elefantes",nos espera a la vuelta de la esquina. "No confíes en quien no llorar cuando hay llorar y no rie cuando hay que reir". No lo dijo ninguna de mis mi abuelas pero, estoy segura de que ellas también sabían eso.
Me encanta como explicas las cosas, Amparo. Sobre todo, los sentimientos. Besos salaos.
Sagrario.
todavia no entiendo por q sale sacando el dedo!!!xd
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