No hace mucho tiempo y con el título ¡Quiero una uva! pretendí desencadenar un debate sobre las “formas” de hacer poesía. Todo surgió a raíz de un poema de Santiago Redondo Vega con el que concursó en el certamen de mis locos y que no podía colgar entonces.
Santiago me envió el poema y el siguiente comentario:
"VIOLENTO DE GÉNERO"
Reculo de tu boca y me apaciguo
en la solemnidad de un hijo puta;
¿tanta pasión por mí y ahora disfruta
otro cabrón mayor tu sexo exiguo?
Llámame perdedor, grítame antiguo,
desvírgame la hiel de esta disputa,
pero no me compartas. Anda, esputa
y enclaustra en un misal tu coño ambiguo.
Me duele que te vayas, imagina
mi pobre corazón -que fuera tuyo-
sufriéndote, mi zorra peregrina.
Me siento de esta histeria el más capullo
y aunque de ti me acuerde y tu vagina
me duele más la herida de mi orgullo.
"Así entiendo yo la poesía "neorrabiosa", crítica y dura desde el "academicisno" de un soneto o una estrofa clásica, no desde un verso libérrimo y poco trabajado que denota desconocimiento literario. Un rabioso sin técnica no es un poeta, ni siquiera un rebelde. Se lo puedes decir a Batania"
Santiago Redondo Vega.
Bueeeeeeeeno. Yo no estoy de acuerdo contigo Santiago.
Un verso libérrimo y poco trabajado puede ser tan poesía (neorrabiosa o no) como el más depurado soneto.
La poesía es emoción y no técnica. Me niego rotundamente a considerar la poesía exlusivamente como una cuestión técnica que se aprende sin más.
Que conste que este soneto tuyo donde te pones en la piel de un hijo de puta maltratador es estupendo y el mensaje queda clarísimo. Personalmente me impacta no ya por el lenguaje duro que utilizaría el susodicho hijo de puta si no por la descripción perfecta del talante de un gran hijo de puta de estos que tanto abundan.
La poesía Neorrabiosa o no, no puede y de hecho no está atada a la técnica afortunadamente.
Llámame romántica o inculta en asuntos poéticos (lo soy) pero insisto en que como lectora de poesía busco que el escritor me provoque emociones con o sin técnica y eso lo consigue un soneto o cualquier poema en verso blanco o libre o liberrímo o azul o verde. Da igual.
Otra cosa es mi gusto personal por el ritmo y la musicalidad en poesía. Esa es mi tendencia natural pero te aseguro que siempre lo que se dice y no como se dice es lo que considero poesía.
Lo demás son otros "Lópeces" que discutir como decía mi abuela Amalia.
15 comentarios:
Ahí estoy contigo, Amparo, y Santiago ya conoce mi opinión. Entiendo que la poesía no está en la forma (igual da libre, que rimada, que proscrita), la poesía está más allá de un poema y la podemos sentir pero no dominar.
La discusión sobre las formas es esteril, en uno u otro sentido.
Un beso de año nuevo y un saludo a Santiago.
Ignacio Fajardo
Uffff, mira que eres..., Amparo.
No me equivoco, eres una niña traviesa, jajaja
Ahora que nos hubimos desahogado y que reinaba la calma, frotas la cabecita del fósforo en el costado de la cajita, jajaja
Noooo, ya sé que me vas a decir que no podías subirlo antes.
Es de mucho apreciar, la defensa que haces ante Santiago.
Bueno, ya volveré con más tiempo para aportar algo. Porque yo, sólo con escuchar la campanita salgo corriendo, jaja. Y cómo tú lo sabes.....
Un abrazo a ambos, Amparo y Santiago.
Ahhhh, no te veo muy dispuesta a hicarle el diente al nuevo debate que he abierto en mi blog:
¿ALGUNA VEZ TE HAS PREGUNTADO, POETA?
He expuesto 12 puntos, que quizá no estes de acuerdo con alguno de ellos. ¿O no lo estas con todos?, jaja
No me puedo creer que te de miedo entrar, jaja
Un abrazo, VOZ.(¿Pensaste alguna vez en doblar a Sharon Stone?)
Tienes razón Ignacio, la discusión es esteril pero tenía que volver sobrre ella y colgar el poema de Santiago, se lo debía.
Un beso.
Ah por cierto, clico tu nombre y no me lleva a ningún blog ¿Lo tienes?
Que no hombre, que ya sé que es y como dice Ignacio una discusión esteril.Ya lo dejo.vaaaaaaaaaaale.
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Ya me pasé por tu debate pero de verdad que sólo se me ocurre despotricar y tacos a mansalva cuando opino sobre ese tema. Es intolerable todo.
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Siiiiiiiiiiiií, es lo primero que pienso cuando me levanto, me miro al espejo y veo que soy clavadita a LaEstone.
Estás retonto bonito ajajajaa.
Muaccc.
Vayamos por partes Amparo, eres una desalmada. Me vuelves a poner el anzuelo en la boca y pico, pez naranja siguiendo el ratón de tu blog. No tengo interés en que mis puntos de vista sean universales y absolutos, pobre de mí, ya resulto cansino. Cada cual tendrá el suyo y será para él el válido, lógicamente. Cuánto más variedad más lustre.
Aunque te extrañe estoy de acuerdo contigo en más puntos de los que puedas creer.
Se puede y se debe partir con el genio poético, sino no hay mucho que hacer. No es poeta quien quiere sino quien puede.
Pero nada se improvisa. Se puede y se debe aprender además la técnica, qué menos, todas las técnicas posibles, para apreciarlas o ignorarlas luego. Cualquier oficio precisa de un aprendizaje previo, de un moverse en los conceptos, conocerlos al menos, y en éste que nos ocupa, donde no se requiere título ni adaptación al medio, se embarca cualquiera por el simple hecho de pergeñar cuatro garabatos a contrapelo, un día que nos hemos despertado amplios de orín y con ínfulas de genios. Y en esos foros de dios, creo que tú lo has dejado dicho ya justo debajo de este post, se aplaude hipócritamente todo a manos llenas por los otros colegas de lectura, sin el menor recato, sin la menor vergüenza ajena, sin el menor atisbo de incluir algún mínimo comentario crítico, seguro que menos grato pero más fructífero para quien lo recibe, (yo he perdido ya por esto algún poeta-lector-amigo habitual en mi camino) sobre detalles tan universalmente admitidos como mantener, por ejemplo, el mismo tipo de rima (asonante o consonante) a lo largo de un poema, si es que éste es rimado, o quitarle algunas asonancias demasiado próximas y evidentes, si es que éste está en verso libre, o tratar de que toda la lírica no sean sólo abejitas y flores, por decir algo. Yo no abogo por las formas ni por la técnica por encima del fondo, ni muchísimo menos, quizá al contrario. Por lo que abogo es por conocer o tratar de aprender, como mínimo, ciertos principios universales en este campo para no caer en el ridículo. Pero no soy un exclusivista de nada, bastante tengo con lo mío. Sólo pido dignidad para este arte y para nosotros mismos. Creo que nos lo debemos. Cada uno hará luego lo que quiera o pueda, pero con la conciencia tranquila en el intento. Será la capacidad, innata y adquirida, de cada uno quien consiga o no emocionarte el habla. Comparto tu principio de que la poesía debe tratar de emocionar, pero no todo lo que emociona es poesía, ni deja de ser poesía la sola falta de emoción, incluso a la emoción –desde mi punto de vista- la puede derrotar abiertamente un mal contexto lírico. Porque para encontrar la emoción a secas se puede caer en la búsqueda exagerada de la descarnada fibra y para eso nos sobran los poetas.
Todo es bueno para el convento, pero que yo sepa, poesía y prosa son cosas distintas. Un poeta puede ser un buen prosista, pero un buen prosista no tiene por qué ser un buen poeta. Y hay mucho prosista con disfraz de poeta. Tenemos la ¿suerte? de que a través de internet nos juzgamos unos a otros y todos pensamos que nuestro criterio es acertado, a base de palmadas en la espalda nos crecemos y pensamos que somos unos auténticos genios, y apenas hemos asomado al borde del pozo. A veces, una advertencia a tiempo puede evitar mayores frustraciones personales.
Y no hablo de Batania, en este caso, que ya ha indicado él que tuvo su tiempo en que abordó otras estrofas y estudió otros métodos que los que ahora aplica. De algo le han tenido que servir y si escribe como lo hace es porque lo quiere así, no porque no sepa hacerlo de otra manera, entiendo. Y la dedicación enorme con que se emplea en la lectura de libros. Eso ya es un grandísimo bagaje en su caso, bastante más que el mío. Lo que pretendo yo decir es que no todo el que grita o rabia o descerraja un aserto a hurtadillas en la pared inmaculada del súper es un poeta. Y precisamente por eso ha de dejarlo más claro, si cabe, para que no se le confunda con un grafitero de barrio. Y hay frases planas, renglones vacíos y ecos mitineros que pueden dejar demasiadas dudas.
Lópeces por lópeces, emoción por emoción, pero sólo emoción no es poesía. Ver nacer a un hijo es emoción, y es todo un poema, pero para eso no nos hacen falta los poetas. Seguro que tu abuela Amalia me entendería.
Un abrazo Amparo.
Magnífica tu intervención, Santiago. Y no te lo digo con retranca, sino de todo corazón. Sinceramente me han gustado mucho los puntos que expones y la menera de hacerlo. Y sobre todo la generosidad en la extensión, que denota que la poesía no es un simple entretenimiento de niños para tí, sino que la vives apasionadamente y que los interlocutores te merecen el suficiente respeto como para no despacharlos con dos frases. Te confieso, Santiago, que a pesar de las aparentes diferencias de pareceres que pueda haber en nuestros puntos de vista sobre la poesía, pienso muy bien de tí. Y digo -aparentes-, porque posiblemente, todos nos encontramos mucho más cercanos de lo que pensamos.
Bueno, toma este principio de comentario como un acercamiento. Quisiera encontrar un hueco para expresarte mi humilde opinión sobre el poema que has presentado, si no tienes inconveniente. Trataré de ser amistoso y magnánimo, pero al mismo tiempo, de no mentirte. Y si quieres, tienes total libertad dehacerlo conmigo, jajaja "Las ocasiones las pintan calvas", ocasiones para aprender, se entiende.
Nunca se sabe ni cuando ni porqué caminos se empieza un nueva amistad.
Una vez dije, que prefiero acercarme a la gente que son distintos a mí (incluso con los que choco), porque son de los que puedo aprender cosas nuevas y que me exigen mayor esfuerzo de plasticidad. Permanecer rodeados de nuestros más semejantes, es muy seguro y agradable, pero es el mejor camino para quedarse estancado.
Un abrazo. A ver si podemos continuar. Gracias.
Estoy totalmente de acuerdo contigo, Victor. Ves, si no hay como desnudarse las ideas para ver las semejanzas; el camino puede ser distinto pero el fin es el mismo. Y ni siquera creo que sea distinto el camino. Aparezco aquí como un redomado academicista, y resulta que soy todo lo contrario. Seguro que me expreso mal y no me sé hacer entender. Depende del momento. Venía yo neorabiando de un Certámen poético en Asosicición Canal Literarura, "Poemas sin rostro 2008" donde una lluvia de poemas abiertamente primerizos eran votados desmesuradamente y con grandilocuencias debastadoras, cuando me topo con que en los innecesarios escrúpulos de Amparo y de su magnífico blog, (recalco magnífico, ahora que no me oye, por como trata, se desenvuelve y expresa) se convocaba también un Concurso Literario de su cuño y letra. Y conociendo sus principios y presumiendo la impronta social y descarnada de su anunciado jurado calificador, competente y vívido, me dió por excretar un soneto reivindicativo y canalla tratando de amoldar el gesto al momento lírico y a la idiosincrasia posible del jurado. Cosa que está terminantemente prohibida para quien espere llevarse limpiamente un premio, porque eso es jugar con ventaja. Yo, confieso, que de haber obtenido el premio lo hubiera donado para una merienda entre el jurado y la propia organizadora. Pero no lo obtuve y pequé doblemente. Por errar en mi apreciación de obtener así el beneplácito del jurado y por decirlo a toro pasado, ahora que no he ganado y ya no tiene mérito. Y en el escrito de envío a Amparo, añadí lo que añadí y que ella no ha sabido callar como mujer lo que yo le deslicé por insumiso. La vino al pelo el gesto (hizo bien) y me puso a los pies de los caballos neorabiosos que tanto admiro, aunque pueda parecer lo contrario.
Por eso este soneto es como es, hijo mío pero casi putativo, en su doble acepción (leyendo el soneto se evidencian). No renuncio a él, porque es carne de mi carne y muestra inequívoca de que detrás de cada aprendiz de poeta hay un sinfín de muescas con que marcarse la culata de los versos. Y hay infinidad de formas para decir y todas válidas, siempre que se aplique uno en la búsqueda consciente de la voz poética.
Por eso, aunque tienes Víctor el campo libre, faltaría más, para juzgarme y juzgarle como mejor entiendas, piensa que lo parí mientras le hurgaba en las nalgas a la vida dolorosa para subirme a un carro descarnado con gesto brusco y poco matizado. Podría haber sido un trabajo mucho más pulido, pero como habéis dicho vosotros más que yo, no sé si hubiera ganado algo con el refinamiento lírico o la forma más pulida.
Quien se desnuda muestra, casi siempre, sus propias miserias. Y yo cargo aquí con la mía, ¡qué remedio!.
Un abrazo Ignacio, tú ya me entiendes; y un abrazo Víctor y gracias por tu comprensión. Aquí tienes un amigo. No lo dudes.
Pues no, Amparo,no tengo blog (debo ser de los pocos que quedamos) ni, de momento, tengo intención de tenerlo.
Un beso, o sea, otro.
Ignacio Fajardo
Mi querido Santiago, estoy encantada de que piques el anzuelo y nos dejes aquí un montón de reflexiones interesantes.
La poesía es un oficio dices pero es que yo no creo que sea un oficio. Los oficios se pueden aprender pero ¿de verdad crees que se puede aprender a ser poeta?
Hay poetas que además de serlo han aprendido lo que otros precediéndoles han querido que fuera un oficio pero también hay poetas sólo con el oficio aprendido y suelen ser asépticos y fríos y casi siempre incapaces de transmitir emoción.
Dirás que qué pesada me pongo con lo de la emoción pero es que la poesía debe serlo siempre. No todo lo que emociona es poesía dices y por supuesto estoy de acuerdo, pero sí debe ser emoción siempre la poesía.
Que conste que cuando hablo de emociones, hablo de cualquier tipo de emoción y no necesariamente positivas. Yo he sentido odio, pena, rabia, ira, desamor, dolor, frustración etc .. leyendo poesía. La he sentido con un poema o con una prosa poética . Sí también con uno novela o con artículo en un periódico
¿ Que es poesía entonces o por qué siento que eso es poesía y lo otro no? Pues vaya usted a saber pero yo desde luego para considerarla así tiene que ser un escrito ante todo breve donde el autor me impacte como un flasazo en la oscuridad, con lo que dice o cómo lo dice.
Es una especie de sentimiento íntimo y que como ves no sé explicar Santiago, sólo sentir.
Si supiera explicarme mejor sería una buena poeta y no sabes cómo envidio a los que tenéis el don (porque es un don) de la palabra.
Sobre lo de las palmadas en la espalda en los foros daría para tratados enteros sobre la hipocresía pero a veces he pensado que la gente que como yo, lee sin demasiados conocimientos ni búsqueda de la perfección formal puede parecer hipócrita al decir a “ un mal poema” que no lo es y que nos ha gustado. Personalmente no me preocupa demasiado y suelo decir lo que siento aunque esté equivocada y pueda parecer una ceporrona. Si me gusta pues me gusta aunque esté lleno de asonancias hasta en el título.
Me encantaría aprender a ser poeta si es que se puede pero nadie ha querido enseñarme o ayudarme y seguramente se deba a que me consideran un caso perdido. ¡Qué pena, cachis!
Mira a ver Santiago, me ofrezco como alumna. Te aseguro que soy todo un reto :) para un maestro .
Te envío un montón de besos por aguantarme, por no saberme callar como mujer ( aquí recibe un currito por comentario machista y borde jejej) y por picar siempre como un pez naranja.
Un abrazo fuerte y cálido desde una Zamora toda nevada.
Querida Amparo, sigo estando de acuerdo contigo, casi en todo. Aunque ni siquiera la emoción se improvisa. Quizá por casualidad pueda sonar la flauta cuando el genio es demasiado genio. Pero para una búsqueda de emoción continuada hay que tener oficio, ¿por qué no? Las palabras –seres vivos- necesitan un trato adecuado, conocerlas, quererlas, ubicarlas, contraponerlas. Cada palabra un sentimiento, cada vocablo una idea. El lenguaje, la morfología, la fonética, la sintaxis, y luego el campo específico de la lírica del verso, que lo tiene y amplísimo, inabarcable y creciendo, con sus arribas y sus abajos, te lo digo yo que soy un mero aspirante a aprendiz de versos, créeme. No me tengas por maestro de nada, ni siquiera de mí mismo. ¿Qué he hecho yo en poesía aparte de mis ganas de aprender de todo lo que se mueve? Soy un recién llegado. Yo también ando buscando en dónde está escrito cómo se hace un buen poema que emocione. Seguro que cada poeta, cada lector tiene las claves del suyo. No son universales, a dios gracias. Un gran poeta vallisoletano recientemente fallecido, Andrés Quintanilla Buey, me dijo no ha mucho, “Santiago, un poeta siempre está tratando de escribir “el poema”, el resto son meros fuegos de artificio alrededor de ese hueco, ya que en la vida como mucho, se llega a escribir realmente uno”. No es tramoya, ni retórica, ni emplasto, es sencillamente el conocimiento obligado del medio en que uno se mueve. No garantiza nada, por supuesto, lo que ocurre es que al revés, desconociéndolo, es más difícil aún esa búsqueda. Y hay mucha, muchísima gente, que carece de lo uno y no se preocupa tampoco por lo otro. No los vamos a crucificar, a crucificarnos, porque todos tenemos derecho a la vida, a la vida poética sobre todo, pero un poco de información nos daría una mejor idea de si caemos en gracia o somos graciosos. No es malo tener unos parámetros de partida (parámetros no formas poéticas, que cada uno tendrá la suya y a mí me valen todas, insisto) donde mover la pluma o esparcir los labios.
Tienes razón también Amparo, en que los sentimientos no se explican, se sienten y basta. Pero que vengan los poetas para decirnos cómo.
Asumo el coscorrón, cualquier expresión ya raya en el machismo. Debí medir la mía. Pero me has dicho que ni métrica, ni rima, ni corsé, ni…, y me perdió la boca.
Comparto también tu nieve que es la mía, blanca, castellana y fría, y no dudes en absoluto de tu genio, de tu genio de mujer y sobre todo de poeta. Ese boca libérrima y ese pecho desescrupulado, tan nítido y tan próximo, llega siempre a los ojos de quien se acerca a los tuyos, como este blog de sueños donde descarnas tu mente.
Seguiré picando en naranja, será que es mi destino el anzuelo de mi boca.
Un abrazo, amiga.
Saludos.
No creo yo que este debate sea estéril. Cuando hay argumentos de por medio e inteligencia activa siempre surgen puntos a considerar. Lo que si veo es que al final todos admitimos todo en una especie de convención de buenas maneras, de la que luego nos quejamos si otros la aplican. Así las cosas, no estoy de acuerdo en absoluto con Santiago, y, a riesgo de aceptar la posibilidad que comenta haber vivido él mismo cuando dice, respecto de los comentarios y la hipocresía, que: “(yo he perdido ya por esto algún poeta-lector-amigo habitual en mi camino)”, diré que personalmente no me gusta nada el poema “Violento de género”, y menos la velada justificación que propone sobre su poema . Una pretensión de ser “neorrabioso” a lo fino resulta lo que resulta.
La creatividad no es un atributo necesario del genio. La genialidad comporta una serie de apreciaciones dibujadas y aceptadas tanto por el ámbito como por el campo, y la creatividad se da, la evolución se da sin la aceptación; la evolución es. Lo nuevo es nuevo, sin más. Y, al que le guste lo establecido que lo mantenga con argumentos, devoción y orgullo. Y, al que inevitablemente su creatividad le lleve por donde le lleve que la exprese.
Pero, nada nuevo resultará de lo convencional. La poesía, como cualquier disciplina, no está acotada a un tiempo ni a un entorno determinado e inexcusable ni, por supuesto, a una ley dogmática que constriña su expresión.
Dice Santiago: “Por lo que abogo es por conocer o tratar de aprender, como mínimo, ciertos principios universales en este campo para no caer en el ridículo”. Principios universales, esto me suena a ineluctable y yo no voy por esos campos. Ridículo, veo cada día letras apretadas entre el corsé de esos “principios universales” que colman las cestas de lo que se diría llamar ridículo en palabras de Santiago.
A propósito del poema de Santiago con su carga de descarnada evidencia de sordidez tomo sus palabras cuando dice: “Porque para encontrar la emoción a secas se puede caer en la búsqueda exagerada de la descarnada fibra y para eso nos sobran los poetas”. Estoy de acuerdo.
La poesía, como la ciencia, no es acumulativa en cuanto a la necesidad de mantenerse paso a paso sobre sus paradigmas. La manifestación creativa, emocional, social, crítica… en términos poéticos debe tomar formas nuevas o quedará como un paradigma arqueológico de la literatura.
Santiago, aprecio el comentario técnico que realizaste sobre uno de mis poemas. Pulcro y metódico. Y me alegra saber que disfrutaste con él según me comentaste. He leído cosas tuyas que, como también te he comentado, me resultan más cercanas al estar alejadas de lo que en principio conocía de tu poesía.
Amparo me gusta acercarme por aquí. Felicidades por mantener esto vivo.
Saludos, hasta otro rato.
Regreso de nuevo al verbo, con tu permiso Amparo.
Me alegra escuchar por boca de Ángel Sánchez que este debate no es estéril. Por esa aparente inesterilidad y por alusiones me atrevo a entrar de nuevo. Las buenas maneras Ángel, aun en convención, no están reñidas con la crítica y los diferentes puntos de vista, si los hay, que yo respeto. Por eso no niego el de los otros, válidos para ellos, sencillamente me acojo a los míos por convicción, mientras tal convicción me dure. Cada punto de vista razonado es un argumento válido, se comparta o no, y más cuando dependen de la subjetividad. Sin embargo aplaudir un poema que no es un poema es, cuando menos, una irresponsabilidad. El subjetivo gusto poético es otra cosa, se puede matizar, pero partiendo siempre de un “poema”.
Dice Ángel, muy sabiamente por cierto, con finísimo olfato filosófico:
“La creatividad no es un atributo necesario del genio. La genialidad comporta una serie de apreciaciones dibujadas y aceptadas tanto por el ámbito como por el campo, y la creatividad se da, la evolución se da sin la aceptación; la evolución es. Lo nuevo es nuevo, sin más.”
Dando por válido este aserto, y partiendo de que no todo el mundo es un genio, tampoco en poesía, vengo a decir que para que la evolución sea, y sea nueva sin más, se da por sentado que lo viejo existe, se evoluciona a partir de algo existente sino no hay evolución posible y el conocimiento de “eso” viejo es preciso para saber qué no tiene de viejo la genialidad del genio. Por ese conocimiento previo es por el que yo abogo. El genio en abstracto no existe, precisa estar por encima, por debajo, o al margen de otros semejantes. Saber por dónde se puede, debe o quiere moverse, para hacerlo o no, es un previo inexcusable para saber qué ha hecho, qué ha inventado, qué ha novado. La cualidad de genio en poesía, si es que existe, no es un valor milimetrado de baremación cuantificable y medible, sino de apreciación, y por tanto subjetiva. Está claro que para opositar a genio, sobresalir, epatar, hay que ser diferente; eso implica como principio conocer qué no debemos imitar. Pero saltando a la lid en el mismo campo de batalla: poesía, no prosa. Un verso no es un renglón.
Continúa Ángel:
“ Y, al que le guste lo establecido que lo mantenga con argumentos, devoción y orgullo. Y, al que inevitablemente su creatividad le lleve por donde le lleve que la exprese.”
En el propio tono de esta aseveración ya ha dejado implícito por qué linde se decanta él.
Y estoy de acuerdo. Yo trato de moverme en todos los ámbitos poéticos. Entiendo que un poeta que se precie, y aunque no se precie, ha de haber bebido o intentado beber en variedad de formas líricas, para conocer siquiera la profundidad del surco que otros abrieron y la forma de hacerlo, no el estilo, que debe ser cualidad única. Luego apagará su sed donde mejor le cuadre. Lo que vengo apreciando son dos matices. Uno, el aspirante a poeta debe sacar billete en la taquilla del tren de los deseos, conociendo por dónde aspira a que su tren transite. Dos, el poeta, tras su viaje plural alrededor de la pasión que otros compartieron antes, se ubicara en el medio propicio donde mejor le acomode su mente.
Rebate Ángel mi alusión a principios poéticos universales desde su: “Principios universales, esto me suena a ineluctable y yo no voy por esos campos. Ridículo, veo cada días letras apretadas entre el corsé de esos principios universales que colman las cestas de lo que se diría llamar ridículo en palabras de Santiago”. Y es que, Ángel, nadie dijo que escribir poesía fuera fácil y menos cuando se acude al territorio de lo pautado y medido. Aquí se aprecia aún más que en el verso libre la falta de oficio y el carisma para decir en alto. No todo lo encorsetado es bueno. Casi al contrario. Pero que no se tenga por poeta quien no se sienta capaz de tocar todos los palos. Renunciar de antemano al reto es, cuando menos, un mal síntoma.
Mi soneto aquí nombrado no es ejemplo de nada, o quizá sea un ejemplo de todo; de todo lo que no debe ser un poema: Se me parió sietemesino, le falta pulcritud sonética, le sobra exagerado instinto, pero grita hacia adentro desde dentro y refleja una lacra sinuosa por lo que dice y por cómo lo dice. Si un poema debe emocionar, (aquí se ha repetido mucho) el asco también es emoción, y cuenta.
Acostumbro a contemplar, Ángel, la lírica que leo desde todos los puntos de vista y así me traté de situar en la tuya, y me cumplió con gusto, créeme.
Para lo nuevo siempre hay tiempo, a mi me encanta la búsqueda.
Gracias por tu paciencia Ángel, un saludo Amparo.
Saludos. Resulta muy agradable para mi, y espero que para vosotros también, poder expresar opiniones que, sin ánimo de hacerlas de consideración inexcusable, puedan abrir vías de pensamiento.
Santiago, en cuanto a la primera parte del párrafo de contenido la suscribo; en cuanto al último punto del párrafo me surgen dudas.
¿Qué marca el perfil de un poema? Pienso que a día de hoy los límites, si los hay, son cuando menos muy amplios en el boceto que dibuja lo que damos en llamar poema. No me atrevo yo a sacar de la cesta de los poemas ninguno que alguien haya definido como tal, aun a nuestro pesar. No se si cabe hablar de “poema absoluto”, en mi opinión actual no.
El academicismo. Tampoco diré yo que hay que acabar con lo académico. Pero, si digo que lo académico siempre va por detrás de los estímulos que pueden inducir aportaciones de nivel en la disciplina de que se trate. Otra vía de debate sería cuestionar si en una disciplina determinada -ya que no todas se rigen por los mismos parámetros de unificación- es necesaria la acumulación de las fases atravesadas en su historia para llegar al último estado. Quiero decir, ¿ha sido necesario el paso por todas las fases de la expresión pictórica para que en un momento determinado apareciera el concepto de cubismo? Pienso que no, que no es necesario un conocimiento acumulativo, sucesivo, para llegar a un estado de la forma en la pintura, y así en otras disciplinas como la poesía.
Podría poner ejemplos al respecto sobre la naturaleza de la literatura en este mismo sentido, pero he preferido esta reflexión sobre la pintura para evitar dejarme fuera, y no ser riguroso por mis limitaciones y las de este espacio, modos de literatura y concretamente modos de poética que a cualquiera de nosotros nos vendrán a la memoria en cuanto queramos analizar esto que comentamos. No obstante ¿fue necesario el modo previo de poesía del siglo XV para haber llegado a la poesía de Whitman y utilizar una versificación no usada anteriormente? ¿Hinojosa hizo poemas? Whitman apostó por una “literatura democrática” y otros aspectos nuevos desconocidos por todos hasta entonces.
Cuando escribe:
“Creo que una brizna de hierba no es inferior a la jornada de los astros
y que la hormiga no es menos perfecta ni lo es un grano de arena...
y que el escuerzo es una obra de arte para los gustos más exigentes...
y que la articulación más pequeña de mi mano es un escarnio para todas las máquinas.
Quédate conmigo este día y esta noche y poseerás el origen de todos los poemas.”
seguro que colapsó mucho mentes.
Cuando Hinojosa, de tradición simbólica, se despega de su generación con “poemas en prosa” de corte surrealista, ¿está escribiendo poemas? ¿está escribiendo poesía? Siempre me ha parecido una entelequia lo de “poema en prosa” o “prosa poética”.
Abogo por el campo interminable de la creatividad, que nada la limite. Otra cosa será, problema de los taxonomistas, dónde colocar lo creado.
Saludos, hasta otro rato.
Me estás convenciendo Ángel, y eso no es bueno para el debate. El último párrafo con que cierras tu intervención anterior es una evidencia que suscribo. Y es que creo que en cierta manera estamos hablando de lo mismo pero desde distinta posición ante el plano lírico. Tú te ubicas en la del poeta consolidado o con trayectoria, yo en la de la búsqueda del manual del buen aprendiz de vate.
Claro que no es necesario el navegar todos los mares, ni que la sucesión de unos movimientos o tendencias literarias hayan influido en otras posteriores (o quizá sí, eso nunca lo sabremos), lo que es una evidencia es que están ahí y su sentido aportan para contrastar las diferencias. Obviarlos tampoco es bueno.
Yo sólo abogaba, en origen, por dignificar este arte, para que cualquiera que pretenda aproximarse o involucrarse en él empiece por el conocimiento, por la conciencia de asomarse sin rubor a otear tras los cristales de otras casas, de otros templos o de otras chabolas. No seré yo quien me atribuya saber qué es poesía, pero mi instinto me hace intuir lo que no lo es. Esto será siempre una subjetiva entelequia, pero no es cuestión de acotar campos porque sí, sino de llamar a cada cosa por su nombre para saber por dónde nos movemos. Toda delimitación física tiene zonas fronterizas comunes y permeables, y la lírica también, pero se saben.
Ya sé que la búsqueda del conocimiento lírico puede ser tan extenso que el aprendiz de poeta se pasaría estudiando formas y esquemas la mayor parte del tiempo útil robado al tiempo para su vocación. Y eso desanima. Pero lo contrario es aún peor. Internet es un gran invento; para lo bueno y para lo malo por boca de Perogrullo. He leído en la red a muchos jóvenes, y no tan jóvenes, sentirse poetas ya el primer día de parto por concebir un hato de palabras biensonantes a su oído célibe de primerizo ingenuo, sin haber sentido siquiera la intención de leer y de informarse en qué consiste este arte que ha mitificado a gentes con nombres de andar por casa como Miguel, Antonio, Pablo, Walt o Federico, por ejemplo.
Porque pueden llegarse a creer que poesía no es otra cosa que poner en la pluma o en la boca palabras biensonantes volátiles y etéreas, o despotricar licenciosa y desgarradamente contra la vida o contra el mundo, o abocarse al suicidio, o escribir en alto un pensamiento a solas, porque esto ya lo sabían hacer ellos, porque cualquiera lo sabría hacer si le dedicara un rato a no esconder ese gramo de sensiblería o de locura de que denotan estos tipos.
¿Qué coño aportan al mundo los poetas? ¿Para qué diablos escriben estos imbéciles de luna? ¿Qué clase de empresa es ésa que no necesita domicilio social, ni inversión previa, ni arriesgar patrimonio, ni cotiza a la Seguridad Social, ni genera mano de obra, ni contribuye al P.I.B.?
Aportar dignidad, y eso precisa oficio, no es otra cosa.
Sabes qué pienso Ángel, que el poeta no es más que un autónomo de su propia conciencia.
Un saludo.
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