Este poema que ha escrito para mí (lo digo entre muy emocionada y orgullosa) Santiago Redondo Vega, es el poema más bonito, junto con otro de Juanjo Alcolea, que nadie* me he dedicado nunca
No sé si es que tengo mucha suerte pero en la Red he conocido personas excepcionales y no entiendo que diga la gente que todo lo que pasa en irternet es mentira o simplemente virtual.
Aunque fuera así daría igual porque lo importante son las emociones y es lo mismo que vengan de donde vengan. Lo importante es que nos sirvan., que las disfrutemos.
El poema es un soneto perfecto pero lo mejor de lo mejor son las notas a pie de poema del autor.
RÉQUIEM
Réquiem por el escrúpulo consciente,
por el pellizco justo y necesario,
por el gesto carmín del corolario
de tu excéntrica pluma irreverente.
Por todo lo que siendo intrascendente
rebosa trascendencia en este almario
de blog iconoclasta y perdulario,
de mística procaz y consecuente.
Réquiem por la mujer que no se plega
a un raquítico rol de poetisa,
ni se engola en jazmín, ni se aborrega.
Réquiem por tu cabello y por tu risa
por tu Zamora siempre, por tu brega,
por tus horas de Amparo y de Bletisa.
Santiago Redondo Vega, en tiempo de réquiem.
Nota sobre el sentido de las acepciones empleadas por el autor:
Excéntrica: Pieza que gira alrededor de un punto que no es su centro.
Iconoclasta: Se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de maestros, normas y modelos.
Perdulario: Vicioso incorregible.
* Cuando digo nadie excluyo a pun que me dedica los mejores poemas que nunca se hayan escrito.
Mi querido Santiago, así no hay quien se muera.
4 comentarios:
Bello soneto.
Mis felicitaciones mutuas.
V.
Gracias Amparo por subirte a mi boca y colocarla en portada. Sabes que se te admira y mucho por estos alrededores de tu vecindario. Improvisar un soneto para mí no es trabajo -abuela sabes que no tengo, por no tener no tengo ni madre que hace justo un mes que la he perdido- lo importante es la emoción del duelo, del réquiem por una ausencia que no has llegado a perpetrar, afortunadamente, para todos. Tiene el poeta derecho a decir lo que quiera y a callar cuando le apetezca. Lo malo es hacer moda este principio y tomarlo como pauta. Estoy pensando en el silencio de ida -no de vuelta- de Batania y en tu enrabietado grito de callar que no has llevado a cabo.
Como no todo puede ser bueno, permíteme gritar a mí ahora y quejarme dolorido por tu amago. Si no se va a disparar, es mejor no desenfundar el arma. Antes lloré tu partida, ahora -perdóname- critico tu engatusado regreso. De ir y venir por la vida se hace senda.
Me alegro enormemente de poder seguir viniendo a ti, pero mira como nos dejaste a algunos las vergüenzas:
POR CAUTELA
Ni Batania o Giovanni, ni Redondo,
ni Sanyago, ni Gato o Canciller(*)
podían sospechar que esta mujer
mintiérales -de fábula- hasta el fondo
Quisieron demostrarle todo el hondo
cariño que profesan a su ser,
pero la muy taimada -por joder-
les ha tomado el pelo a lo cachondo.
Seis creaturas de Dios, seis inocentes,
seis incautos de blog, seis corazones,
seis poetas en suma, que imprudentes
rindieron a un adiós sus corazones;
ahora, escarmentados y prudentes,
se cubren -por cautela- los cojones.
Nota: (*) Bismark (como el Canciller, sin Von, claro)
Santiago Redondo Vega, engañado pero risueño.
(P.D. Perdóname Amparo, como ves, todo esto era una simple excusa para garabaterar un soneto)
Precioso, todo lo contrario a tu marcha.
Un saludo
En cuanto vaya a la Capi, que es ya, voy a comprar el libro Poemas de amor inmisericordes de Antonio Ruíz Bonilla.
sisisí.
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