Alfonsito me abraza mucho y quiere besarme todo el rato.
Dicen los demás que no lo consienta porque es un enfermo y hay que mantener las distancias.
Dicen que no entienden que no me dé asco ese hilillo de saliva que a veces se le escapa entre los labios cuando me dice que nadie le quiere y quiere que le abrace porque se siente solo.
Dicen los otros cosas que a veces no entiendo, ni las entiende Alfonsito que sólo tiene diecisiete años pero parece de seis y que ha crecido desde los doce a trancas y a barrancas en ese hotel sin estrellas que es el manicomio.
Ni Alfonsito ni yo entendemos casi nunca lo que nos dicen los otros y nos abrazamos.
5 comentarios:
Hola, Amparo...
Me emocioné. Me emocionaste con Alfonsito.
Nada importa que no entiendan (muchos). Otros, que nos hacemos los enterados, entendemos desde ese punto
en que lo humano es.
Bueno, ahora tengo tu blog, me he tardado... pero estaré por aquí.
Un abrazo!!!
¡¡Maravilloso!!, AMPARO. No es por desmerecer, pero ni los textos de Billy Mc. han llegado a emocionarme de tal manera.
Te juro que hacía tiempo que no me pasaba con ninguna lectura. Me he limpiado los ojos con la manga de la camisa.
Qué cosa más bonita, Amparo, de verdad.
Esto sí es poesía, por dios.
Mis respetos, Dama.
PD. Bienvenida, BIBI, a esta endogamia y quédate siempre. Verás que merece la pena. Que aquí hay mucho corazón.
Gracias por venir Bibi, espero no aburrirte mucho con mis cosas.
Un beso.
Eres un tipo lleno de sensibilidad Víctor y muy generoso. Da gusto tenerte por aquí.
Muaccccc.
Dí a Alfonsito que yo quiero otro abrazo de él, que si me deja, yo sí quiero darle uno inmenso.
Dí a Alfonsito que el mar le manda una ola inmensa.
Como tu infinito amor al mundo.
Mi Bleti del alma, ¡ no cambies, porfa¡¡
Muakssssssss
Concha dixit
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