Te escribo
con la justa sobriedad del que se escapa
en el instante exacto de la huida.
Si hubiera sido ayer
que no coleccionábamos pretextos
ni era una hecatombe mirarnos frente a frente,
esta carta de hoy
no se parecería a un mal ensayo filosófico.
Me erijo en remitente y por derecho,
elijo el tono exacto y las palabras.
El derecho a decir y no ser entendido.
A devolver la rabia mordiendo si me muerden.
El ritmo y la cadencia de lectura
es sólo asunto tuyo si algún día
tienes algo de tiempo y la rescatas
del fondo del cajón donde te guardas
todos los desconciertos, las metas no alcanzadas,
los flancos doloridos, los exilios,
y la consciencia absurda de un paso acelerado.
Bletisa.
4 comentarios:
en ese cajón esta mi alma guardada y sola como siempre..
siempre es un inmenso placer leerte
saludos fraternos con el cariño de siempre
un abrazo muy grande
besos
Desnudánte y echando sapos fuera, que se dice en mi pueblo.
Siempre hay que elegir el derecho a decir, aunque no nos entiendan.
Un abrazo
Amparo Bletisa es sin lugar a dudas lo único interesante de la generación neogeriatrica.Aquí lo vuelve a demostrar una vez más.
¿Remitentente? Los neorrabiosos decimos remitente, sin más. Está claro que estás explorando nuevas posibilidades del lenguaje que a mí se me escapan.
Abrazos con honda balear.
Hasta pronto.
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