“No sé si alguna vez fuiste consciente
de que era yo el artífice de magias”
de Tal vez me vuelva cuerda de repente
Deja de molestarme.
Tu voz es estridente
como la voz cansina del viento que golpea
las puertas de mi casa en el invierno.
Las tengo ya cerradas, las he sellado todas
con un silencio claro
Impenetrable.
He puesto contraseñas
y alarmas que delatan
el paso de un extraño.
Quiero ser solo paz,
actos de reflexión en mis libros abiertos
y levantar el vuelo con estas alas nuevas.
¿Por qué no repartimos a medias la alegría?
6 comentarios:
Eso de repartir a medias la alegría, no siempre es fácil.
Empatía creo que se llama lo que me pasa con tus letras.
Un besazo
Lírico y convincente Amparo, humano y delator de vuelos cotidianos. Cuando se escribe el sentimiento, se nota, vaya si se nota, se camuflen o no los grises de las flores.
Un abrazo contigo.
Si se trata de repartir a medias, ALEGRÍA, me apunto, jeje.
Para eso dicen que se creó la estación del invierno, para recogerse, meditar, renovarse, recargarse. No se puede hacer mucho más, excepto los aristócratas y tal.
Explorar y volver al centro, explorar y volver al centro,...
Ese es el ciclo siempre.
Te acompaño en este tramo.
UN BICO.
Pues como no es fácil repartirla me la quedo toda Ana.
Me he vuelto una husmías con esto de la crísis vital jajaja.
Me gusta que empatices conmigo.
Un beso.
¿Se nota Santiago?
Tengo que reformarme y me lo prometo en cada intento de poema que escribo pero va a ser que no puedo ser poeta a pesar de que es lo que más me gustaría en el mundo.
Gracias por venir a mis cosas y por dejar tus sabios pareceres.
Un beso.
Quien dice a medias, dice en la proporción que corresponda a cada uno Krápula.
Algunos no quieren y ellos se lo pierden.
Se me ocurre alguna cosilla más que se puede hacer en invierno.
Es un placer tu compañía.
Te beso, muac.
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