Me aburre el tema del suicidio, la gente que habla de suicidio, los que se quieren suicidar todos los días más o menos a la misma hora o a diferente hora, mientras miran o leen sin mover una pestaña, noticias de mujeres
que no necesita suicidarse porque ya se mueren "matadas" por sus parejas, por ejemplo.
Me sacan de quicio los egoístas manipuladores que juegan a quitarse la vida todos los días para mantener en vilo a sus familias, a nosotros los profesionales, a una sociedad que es capaz de gastar cantidades ingentes de dinero y de recursos para salvar la vida de un solo montañero que se queda atrapado en una montaña, la de un solo niño que nace malformado.
Hay que ser honesto hasta estando enfermo y si uno quiere quitarse la vida pues que lo haga, pero que lo haga de verdad tirándose de un undécimo piso por ejemplo (eso sí, mirando antes si no pasa nadie abajo) como Ernestina o lanzándose al Duero como Angel cuando nadie podía verlo, o colgándose de un árbol en un paque solitario poco antes de las doce de la noche como Sonia a los diecisiete años.
Pero que nadie me venga (por muy enfermera que yo sea) como Antonio, sus cuarenta años y su distimia manipuladora, con cuatro rasguños ridículos en las muñecas diciéndome que ha querido cortarse las venas con el palo de un chupachús, porque correrá el riesgo de que lo mande a tomar por el culo y a suicidarse de una vez dejando de marearnos a todos con sus idioteces.
La vida es mucho más seria que la muerte y deberíamos ser educarnos desde pequeñitos en la magia que tiene el milagro de poder respirar doce o quince veces por minuto y sobre todo en que no somos únicos y que nuestra vida es importante pero no tanto como para arruinar la de los demás.
18 comentarios:
Pues mira, Bleti, me voy a desnudar: nunca quise matarme, pero si estuve en el dr. León fue por eso. Cuando alguien llama la atención haciedo gilipolleces puede ser un gilipollas, pero sin duda es un enfermo. No. No estoy de acuerdo con lo que dices, no con todo. Y no me tengo por egoísta. Ni por suicida. Ni por loco ni por cuerdo. Somos como somos.
Creo que hoy te has pasado, qué tendrá que ver el chupachús con los soplagaitas.
Yo también estoy harto de los falsos suicidas. Terminaré por pegarme un tiro. O, quizá no.
Me gusta cuando dices que la vida es mucho mas seria.. totalmente de acuerdo..
Un abrazo
Saludos fraternos..
¿Sabes Zú?
Solo te voy a decir que estoy encantada de que estés aquí hoy aunque sea en desacuerdo -o no tanto- conmigo.
Un abrazo.
Anónimo, te advierto que lo mejor de los falsos suicidas (sobre todo para ellos)es que nunca se suicidan excepto en las raras ocasiones que se les va la mano
Yo que tú me pegaba mejor un viaje espectacular o unas buenas noches de sexo desenfrenado ¿o no?
Lo es Adolfo.
Morirse es la última payasada que hacemos.
En este asunto no puedo tener tanta experiencia como tú, no por asomo. Pero de la poca que tengo, coíncido contigo: Los verdaderos suicidas no avisan.
Ahora bien, también tiene razón Zúñiga: El falso suicida está dando un grito para pedir auxilio. Otra cosa son los de la pose, y los del chantaje, que también los hay, pero a estos se les pilla pronto.
Por cierto: ¿A qué Antonio te refieres?.
Besos y ganas de vivir.
Efectivamente y como dices,los verdaderoos suicidas no avisan y desgraciadamente se quitan la vida.
Todo mi respeto para ellos, mi pena inmensa por el fracaso que he tenido que aceptar como enfermera en los casos que he vivido de cerca en el desempeño de mi profesión y hasta algunas veces, como en el caso de Sonia, a nivel intimamente personal.
Sé que las más de las veces son llamadas de atención que hay que escuchar, atender, cuidar interpretar, diagnosticar y poner remedio. Eso lo sé, pero lo que no soporto ni como enfermera ni como persona es a los "antonios".
Antonio es un enfermo que padece distimia y por lo tanto está enfermo. Está enfermo, sí, pero tan acomodado en su distimia como recurso vital, que intenta manejar a todo su entorno con sus ridículos
intentos de suicidio.
Lo del palo del chupachús es cierto. Un día me vino desde su habitación con dos rasguños en las muñecas diciéndome que había intentado cortase las venas con el palito de plástico.
Ni te cuento lo que le dije porque son recursos profesionales que mucha gente no entendería.
Antonio es un ejemplo de como algunas personas intentan manipular a otras en su beneficio, esten enfermos o no.
Es cuestión de cáracter, de bonhomía. Entre las personas con enfermedad mental hay quien la tiene y quien no y de eso hablo.
Me aburren los suicidas soplagaítas, los "antonios" egoistas manipuladores egocéntricos que ponen su vida en peligro para joder las de los demás.
No los soporto mi aun enfermos, que no.
Tengo una amiga que le dice a la gente que se quiere morir o suicidar que antes de nada roben un banco y asi les queda el dienro a la familia total si ellos se vana a matar que mas le da no??
YO ESTOY DE ACUERDO CON ELLA.
P.D. Algo debe pasar cuando la gente se quiere morir...
Nunca he estado dentro de la piel de un suicida-actor y por lo tanto no me atrevo a enjuiciarle.
Por otra parte, hacer valoraciones en estos casos es más peligroso que hacerlas en casos de verdaderos o falsos acatarrados, por ejemplo. Aquí, un pequeño paso en falso y zasssss, metimos la pata para siempre. Sin remedio.
Pienso como el maestro Zúñiga, que lo cierto es que suena el timbre y la proxima vez nadie sabe, con absoluta certeza, ni siquiera los premios Nóbel, si volverá a sonar mañana o qué pasará. No lo sé ni yo sobre mí mismo, que soy quien se conoce mejor...contri más, de una persona que es ajena a mí y que desconozco lo que puede cruzar mañana por su cabeza.
Pienso que es una llamada de auxilio en cualquier caso. Una falla interior. Incluso en los risibles. Que no se debe mirar hacia otro lado.
ABRAZOS.
Comparto tu opinión.
Bueno, dije que incluso en los casos más risibles, porque la ciudad, donde nací y vivo, posee un castillo bastante importante y grande, además de muy bien conservado y lleno de torres de defensa y almenas. Pues cierta vez un buen vecino del pueblo eligió una de sus altas torres para acabar con su vida arrojándose al vacío. Pero en ese momento de ceguera, nocturnidad y alevosía, no contó con que el vacío no estaba tan vacío. Y no sólo resultó ileso sino que aun sigue sacándose puyas de su cuerpo, pues vino a caer sobre una chumbera de higos que tanto abundaban junto a las murallas.
Ahora tiene que soportar, además, el bochorno y las risitas de los vecinos cuando se los cruza por las calles y refrescan lo sucedido.
BESOS
Alguien ha tachado de complaciente y vomitibo este post. No sé, tal vez lo sea pero es mi opinión.
No creo que tenga que aclarar que todos los nombres son ficticios y que la privacidad de las personas en las situaciones que cito queda totalmente a salvo. Son meros ejemplos, reales eso sí.
(Porque yo si me siento ofendida cuando se pone en duda mi profesionalidad.
Insisto, a vivir que son dos días.
Pues yo estoy con Victor Gato, será porque es gato a parte de sabio y de poeta lo q le da más elegancia todavía. Siempre digo q soy capaz de hacer de todo, y q hasta q no me veo en la situación de hacerlo y veo q no puedo es en el único momento en el que puedo decirme: coño! pues va a ser que no podía.
Y eso me ha llevado siempre a la misma conclusión, no suelo hablar de los zapatos ajenos porque no se como aprietan a veces ni los míos. "Asín" (la "n" es para Ignacio por si viene a buscarme faltas debajo de la falda ;P) que tb pienso que se tiene q estar muy triste, muy roto, muy "rasguñado" por dentro para decirle siquiera una vez a alguien "quiero irme de aquí".
Es mi opinión, q supongo q es lo q estabas pidiendo al colgar este post...
Besitos por cientos guapa
S, con b de burro; no es un error.
Crear polémica me gusta más que a un tonto una tiza pero en este caso no ha sido mi intención.
Ruego que sea leído el título del post.
Gracias.
¡Hummmm...! Has puesto el dedo en la llaga de algo que no es el suicidio, ni siquiera la enfermedad, esa depresión severa que destruye a la persona hasta convertirla en un despojo. Creo leer, incluso, un grito de respeto por la vida y el deseo de conjurar ese cáncer del alma que conduce a situaciones desesperadas ante los atónitos ojos de quienes nos movemos alrededor de unos enfermos que parecen no tener nada, y que de verdad no tienen "nada" porque no tienen la más mínima esperanza y han roto todos los puentes de comunicación personal. La estética del suicida no me gusta, ni en Alfonsina, ni en Larra, ni en nadie, y vivo el final de un suicida con un amargo sentimiento de no saber ni poder hacer nada para mostrarles ese grito que es tu artículo de afirmación de la vida.
Salud.
Es deplorable la estética del suicida y mucho más la del falso suicida soplagaitas (insisto)
Menos mal que está pasada de moda la primera y que la segunda nunca lo estuvo afortunadamente por mucho que algunos insistan.
Este tema levanta ampollas y opiniones encontradísimas pero yo lo tengo claro como el agua y no hay quien me baje del burro.
En fin...
Gracias por tu opinión Julio.
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