CAPITULO PRIMERO
Ayer asistí a mis sepelios.
Suena bien esto de sepelios, vamos, mucho más que decir funerales, entierro o “palmatoria” como dicen algunos chulitos para quitarle hierro y hacer una gracieta cuando en el fondo están acojonaitos con esto de morirse.
Yo allí tumbada boca arriba con los ojos cerrados, muy modosita, miraba sin mover la cabeza a través de los párpados. La gente entraba y salía, se saludaban con efusividad y charlaban animadamente. Aquello no parecía un entierro porque nadie lloraba ni decía ay qué pena tan grande, ni pobrecita, ni era más buena que el pan.
Ganas me daban de levantarme de repente y decir ¡tatachammmmm! para unirme a las charlas y beber Cocacola y saludar a toda la gente que hacía mil años que no veía.. Pero claro, estaba muerta y nadie espera que un muerto diga tatachan ni nada de nada.
Opté por quedarme allí sin hacerme notar a pesar de que me dolía muchísimo la espalda porque tenía artrosis y mis familiares habían decidido que con una caja barata iba que chutaba. Me moría (más si cabe) de calor con aquellos velones inmensos de luz eléctrica que había puesto la funeraria en las cuatro esquinitas de mi postrera cama. Tenía un sudor-eso sí, frió- que empezaba a empapar aquella bolsa horrible con la que me habían vestido.
Me habría gustado ser una difunta coquetona, bien arregladita y haber ido el día anterior a la peluquería para teñirme las canas, pero a veces estas cosas te pillan de repente y nunca mejor dicho en este caso porque mí óbito se debía al atropello de un rebaño de ovejas desbandadas que me confundieron con vaya usted a saber. Bueno a eso y a mis incontenibles ganas de orinar y a mi infeliz idea de aliviarme agachada entre unos matojos. Las ovejas son de ideas fijas y si dicen que pasan por allí, pasan por allí.
Allí estaba yo con las bragas por las rodillas, en cuclillas y claro…….pero no entraré en detalles porque el fin de mis días no fue nada elegante ni digno de mencionar más que de pasada.
....continuará.
7 comentarios:
¡Ahhh! La "cosa" promete y mucho. Me alegro de que hayas recuperado el asunto de los folletines, porque en estos tiempos ajetreados lo de leer a trocitos, además de la intriga, nos da el tiempo necesario.
Un beso gordo (yo, no el beso).
Ja ja ja, Bleti, a carcajadas me he reido con lo de las ovejas. Me encanta esta idea tuya de recuperar el folletín. Eso si, con tu voz deberías hacerlo "radiofónico"... ya te veo con el desatascador y el papel celofán haciendo efectos especiales, je je.
Espero ansiosa el capítulo 2.
Besos.
Grande Bletisa!!! me hiciste reir y mucho
Besicos
De verdad, Bletisa, yo también me engancho... Me encantan los folletines y éste promete...
Sería el renacer de la radio pero en el blog, jaja. ¿Alguna vez me dijíste que habías hecho algo en la radio, o lo soñé? mmmmm
Pero no te tardes en publicar los siguientes capítulos que no concilio sin saber los detalles de tu aparatosa vida, je
Un besico, me gustaaaaaaaa
MIAU
Hola Bletisa!!
Me ha gustado un montón,jajjaa,lo de las ovejas,genial,siento no ser original,y eso de levantarte a tomar coca-cola..hubiera estado bueno,si señor!
Sigue,sigue..
Un abrazo
Me gusta esté relato
Me he reido un rato..jajaja
Espero con impaciencia la segunda entrega.
un besazo.
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